Estoy con la Cabeza Contra el Muro


Estoy con la cabeza contra el muro.
Me convoco a mí mismo como quien mira un pozo. 
Vuelve un niño perdido
por calles de humo, por pasillos blancos, 
trágico, con las mejillas tatuadas 
y fuegos pequeñitos en cada dedo. 
Vuelven tiempos erizo de rapiña y disparos, 
de angustias decoradas por curas y trompetas, 
estampas y desfiles. Y todo que se para. 
Lucen asombros, se hacen estallidos, se redondean lomos, 
y mamá me dice algo tremendamente piedra 
que me pone en mi sitio.

Retorna ahora el día de la ira, el tremendo momento 
en que perdí los ojos y me hice azabache, cactus y piedra 
alumbre. Y me quedé en Ourense 
mirando con horror este río del tiempo.

X. F Mendez Ferrin